La Revista Borromeo, la cual tengo el honor de dirigir, es testimonio de un trabajo particular, la construcción de un espacio de investigación en una universidad: el Instituto de Investigaciones en Psicoanálisis aplicadas a las Ciencias Sociales, creado en septiembre de 2009.
Lo antecedieron otros emprendimientos, diferentes espacios creados en el interior de la universidad que se definen por la investigación. Entre ellos, la Biblioteca Praxis Freudiana (1978), devenida en Sociedad Argentina de Praxis Freudiana (1986), y luego en Fundación Praxis freudiana (2003), el Departamento de Psicoanálisis (1990) y la Maestría en Psicoanálisis (1997), en continua labor hasta la actualidad. Estas creaciones no fueron por azar, resultaron de un entusiasmado esfuerzo sostenido que se inició en 1978, y que tomó la decisión de transferencia de sus avances en 1982, realizando sus primeras "jornadas de verano". Estas constituyeron “un lugar de encuentros” caracterizados por la dialéctica entre la presentación de ponencias y la palabra de las oposiciones, o sea, el debate. Así, por 16 años consecutivos (1982-1999), el primer fin de semana de Enero. Se trataba de un momento "caluroso", de dos días de intenso entusiasmo y trabajo, en donde se exponían las conclusiones de las investigaciones realizadas durante el año. A partir del año 2000, bajo la modalidad de convocatoria plenaria, se realizan cada dos años, llevando una compleja organización por la gran cantidad de investigadores y participantes. Pero, nadie está quieto en el “entre-tanto” y toda ocasión es fortuna para eventos llamados “semi-jornadas”, “talleres”, “conferencia-debate”, en donde las inquietudes investigativas salen a la luz, se exponen.
Las producciones se transfirieron en la compilación de varios libros, entre ellos: “La ley del deseo”, “Testimonios de Trabajo”, “El amor en psicoanálisis”, “El entredicho neurótico”, la Revista Documenta Laboris (N° 2, 6 y 12), y en la Revista Letra Analítica (dossier del Departamento de Psicoanálisis).
Por aquellos primeros días, las palabras rectoras de Herrera Figueroa y Pedro David, iluminando el espíritu y templando el ánimo, nos ayudaron a tomar orientación y coraje para sostenernos en el vértigo de “se hace camino al andar”. Dos fundadores de la Universidad, Miguel Herrera Figueroa, para nosotros “el pendenciero Profesor de Psicología social y política”, y Pedro Rubén David, para nosotros, “revolucionario Profesor de Sociología”. La agudeza de ellos no estaba solamente en crear una nueva panorámica teorética en filosofía jurídica, sino en captar lo humano tal como es, dando lugar al hecho, al valor y a la norma, en su constitución subjetiva.
Destacamos su lugar de fundadores, no porque han sido los que pergeñaron una universidad, cuestión secundaria en este asunto, sino porque ella fue concebida como precipitado de un espacio que respondió a una lógica que nunca fue resignada: la interrogación, causa eficiente y suficiente para la investigación.
La mencionada Biblioteca Praxis Freudiana, fue denominada de ese modo, no por la gran cantidad de libros que componían la danza, sino por la melodía que nos hacía bailar: la búsqueda de un saber que se encuentra más allá del sentido, más allá de las mordazas que constituyen las respuestas prefabricadas. Espacio que nos albergó en un ámbito inspirado por poner en cuestión la relación entre el saber, el psicoanálisis y la universidad, dejando siempre abierta una pregunta: ¿por qué el psicoanálisis no se transmite como cualquier otro saber?. Pregunta ubicada dentro de la concepción de universidad sostenida por sus fundadores:
La Universidad es una comunidad enclavada dentro de otra. Su autonomía no apunta a ninguna independencia económica, ni política, ni social, que la descoloque frente a la comunidad global, a la que sirve y de la que es parte (…) No es la Comunidad la que debe servir a la Universidad, sino, por el contrario, ésta a aquella. (Miguel Herrera Figueroa, Rector).
El pensamiento de Miguel Herrera Figueroa y de Pedro David infiltra la vocación de este Instituto, en cada una de sus reuniones, en cada una de sus consideraciones, es su empuje, su virtud. El interés por los estudios psicoanalíticos aplicados a las ciencias sociales ha tenido su génesis en los años estudiantiles, siendo discípulos de Miguel Herrera Figueroa y Pedro Rubén David. Por entones nos hemos dejado orientar por las novedosas propuestas integrativistas de quienes fueron nuestros profesores, plasmadas en obras tales como: “Justicia y sentido” (1955) y "Psicología y criminología" de Miguel Herrera Figueroa (1966), y “Conducta, integrativismo y Sociología del Derecho” de Pedro David (1970). En ellas se desarrollan tópicos pioneros sobre estos aspectos interdisciplinares relativos a que toda conducta tiene un sentido que debe buscarse considerando al hombre como sujeto de lenguaje.
Luego sus enseñanzas nos inquietaron con interrogantes que ellos mismos se empeñaban en sostener en tanto tales, como suficiente causa para que ninguna respuesta cerrara la pregunta central por la relación entre el sujeto, la cultura y la sociedad.
Actualmente las reflexiones de los autores mencionados se encuentran en obras de Miguel Herrera Figueroa como: “Sociología del Derecho”, “Sociología del Espectáculo”, “Vocablos intrivitriales”, “Universidad y educación triversitaria”, “Principios de política”, “Desde la Ciencia del Derecho y el Estado”, “Estimativa iuspolítica”, entre otras, en el medio de numerosos artículos, ensayos, estudios, que abarcan un trayecto desde 1946 a 1998. Y, en obras de Pedro Rubén David, tales como: “Sociología jurídica”, “Sociología criminal juvenil”, “El mundo del delincuente”, “Criminología y sociedad”, “Sociología criminal juvenil”, “Globalización, prevención del delito y justicia penal”, “Política criminal, Derechos humanos y sistemas jurídicos en el siglo XXI”, entre otras, en donde el autor realiza un estudio social y jurídico integrando las perspectivas psicológicas.
El Instituto de Investigaciones en Psicoanálisis aplicado a las Ciencias Sociales tiene por objetivo construir un espacio de debate entre el Psicoanálisis y las Ciencias Sociales, interrogando por el sujeto en la cultura y la sociedad contemporáneas. El propósito consiste en avanzar en abordajes interdisciplinarios, por ejemplo, entre psicoanálisis, antropología, sociología y derecho, entre otras disciplinas, a fin de que cada una en su rasgo disciplinar pueda versar enriquecida de modo tal de humanizar sus prácticas, desmontando los encapsulados tropos que abundan hoy bajo la denominación de “panorámicas”. Recordamos las enseñanzas de Profesor Pedro David:
Las instituciones jurídicas poseen un peso asfixiante sobre la trama espontánea de las relaciones sociales, desde que aquéllas se manejan en el área de la lógica mientras que la realidad e encuentra preñada de contradicciones. (David, Conducta, integrativismo y sociología del Derecho, 1970).
Los desafíos a los que hoy estamos convocados los investigadores de “lo social”, tanto psicoanalistas, juristas, sociólogos, educadores, antropólogos, etc., giran en torno a las coordenadas que constituyen cada época y la afectación subjetiva consecuente. Por tanto, proponemos un modo de trabajo, - muy freudiano por cierto- : trabajar interesándose por la singularidad de cada sujeto en relación a la singularidad de cada sociedad y de cada cultura, en cada época. Enfatizamos: Priorizar la singularidad implica el reconocimiento de las circunstancias socio-culturales en la cual los sujetos habitan. Una pregunta no dejará de resonar: ¿Cómo dar lugar en el trabajo del análisis del sujeto a la dimensión social y colectiva sin que esta mirada lo desresponsabilice?
Una complejidad será nuestra compañía, sin ella sería imposible nuestro objetivo: las ciencias del hombre tratan con símbolos cosa que ya son símbolos, - a diferencia de las ciencias naturales que tratan con símbolo de cosas que son objeto-. Por lo tanto las ciencias del hombre están sometidas a un organizador, la función simbólica, ocupándose de los efectos de sentido. El punto crucial es que toda conducta tiene un sentido (o des-sentido), y este se halla en el inconsciente, que en tanto dador de sentido/des-sentido se constituye como lenguaje. El hombre habita en el lenguaje, pero no solamente por ser un sujeto parlante, sino porque el lenguaje lo constituye a través de la función simbólica, como sujeto.
¿No es parte esencial de la enseñanza que Freud nos legara, el hecho de haber descubierto que toda conducta tiene un sentido? Sentido que solo puede hallarse morando el lenguaje. Si el sentido mora en el lenguaje y éste define la cultura, el sentido es engendrado desde la cultura, es decir, desde aquél lugar teórico que Lacan denomina Gran Otro.
Nuestra primera fuente para abordar la problemática, desde el psicoanálisis, es freudiana, destacando que el fundador del psicoanálisis ha sido un investigador interdisciplinario de ese sujeto en cuestión, sujeto que habita en una cultura y en una sociedad. Destacamos el valor social y político de sus obras, entre ellas, una que permite abordar más directamente estas cuestiones: Psicología de las masas y análisis del yo” (Freud, 1921), en donde refiere:
En la vida anímica individual, (el individuo) aparece integrado siempre efectivamente al “otro”, como modelo, objeto auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio una psicología social […]. El contraste entre los actos mentales narcisistas y los sociales pertenece al dominio de la psicología individual, la que no está diseñada para diferenciarla de una psicología social.
Situado dentro del marco de su última teoría de las pulsiones, con diez años de intervalo respecto de Psicología de las masas y análisis del yo, Freud plantea el principio que sustenta El malestar de la cultura (1930):
No se puede estudiar el destino del individuo por fuera del de la comunidad en la cual está inserto, uno y otro son partes solidarias de una misma estructura.
Otra de las fuentes psicoanalíticas es la obra de Jacques Lacan, en donde se destaca que todo sujeto nace en un marco simbólico que lo pre-existe y de este modo se le otorga un lugar en el mundo.
El sujeto está estructurado como efecto de lenguaje, y esto quiere decir, que está estructurado según las combinatorias elementales del ordenamiento social. Levy Strauss las considero equivalentes a las leyes del parentesco, que se organizan en torno a la verdad de la función totémica.
Jacques Lacan rescata el valor social de las consideraciones freudianas y concluye: La ley del padre muerto en el origen (mítico) asegura la norma social. La trasmisión de esa ley es lo que constituye la función del padre en la organización subjetiva y social a través de la metáfora paterna. Esta función es propiamente significante: el padre muerto en lo real es sustituido por el padre metáfora y circula como padre función de un discurso. Es tan obscena y feroz la figura del padre primordial que inagotablemente no se redime en el eterno enceguecimiento de Edipo. Es por ello la necesidad imperiosa de que las normas, como creaciones simbólicas, regulen la constitución subjetiva y colectiva.
La Revista Borromeo es portadora de ciertas características:
· Su nombre está en relación al Nudo Borromeo, expresión de una articulación particular entre tres registros.
· Sus tópicos surgen en referencia al campo abierto por el descubrimiento del inconsciente y su relación con la cultura, que lleva los rasgos de dos grandes investigadores: Sigmund Freud y Jacques Lacan.
· Construir un espacio de debate referido al sujeto entre el “Psicoanálisis y las Ciencias Sociales”
· No se tratará de andar por caminos de cotidianas aceptaciones sino de laboriosa y prudente tarea de cuestionamiento.
· Brindar a la comunidad un espacio de reflexión sobre la “salud psicológica” y su cuidado: cuidar la salud mental es respeto por la vida.
· Integrar equipos interdisciplinarios para el abordaje de las distintas problemáticas sociales contemporáneas, sosteniendo la interrogación: ¿qué puede ofertar el psicoanálisis?
· Transferir resultados de investigación ofreciendo reflexiones, ensayos, artículos, informes de investigaciones, relativas a formación de investigadores en la articulación psicoanálisis- ciudadanía.
· Brindar, auspiciar, acompañar, desarrollar y/o promover, seminarios, cursos, talleres, conferencias, jornadas de trabajo, congresos, etc., en donde se transfieran tópicos relacionados con su objeto fundacional.
La Revista Borromeo es la puesta en acto de una decisión: “hacer público" el trabajo de la interrogación, lo cual no es sin la implicación de una exposición que permite la puesta en debate, la producción de la ex - posición. Pues, no hay transmisión verdadera si se reduce a quienes comparten una misma experiencia: la transmisión implica que una experiencia pueda transferirse a otros sin la complicidad que da el hecho de compartirla.
La celebración de hechos académicos como la apertura de este espacio editorial es propicia para la presentación de nuevas ideas y su debate responsable, el análisis y confrontación de metodologías de investigación, procesos de validación, consolidación de hipótesis y actualización de los conocimientos. Y, por sobre todo, no resignar la pregunta por el sujeto (inserto en la cultura), aunque su respuesta nos arroje al conflicto de sus diferentes tratamientos disciplinares.
Agradecemos a la Universidad Kennedy toda la colaboración que nos brinda desde nuestros primeros pasos, a todos los que hacen posible esta realización en ese entrelazado original conformado por autoridades académicas, profesores, alumnos, colaboradores, técnicos y amigos, particularmente a la Dra. María Elisa Herren, a cargo del Rectorado, y al Dr. Pedro Rubén David, Director del Doctorado en Derecho, quienes siempre nos acogieron en nuestras inquietudes con su cálido gesto e inteligente intervención.
Realizamos una mención especial de reconocimiento a su ardua labor del Comité Científico de la revista, entre ellos como miembros internos: Pedro Rubén David, Jean Michel Vappereau, Juan Carlos Cosentino, María Ester Jozami y Mabel Levato; como miembros externos: Roland Broca (Univ. De París, Francia), Terezinha De Camargo Viana (Universidad de Brasilia, Brasil), Henrique Figueiredo Carneiro (Universidad de Fortaleza, Brasil), Marta Gerez (Universidad Nacional de Tucumán, Argentina), Françoise Gorog (Univ. De Paris, Francia), Mercedes Minnicelli (Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina), Berenice Mujía Iturriaga (UNAM, México), Lucía Rossi (Univ. De Buenos Aires, Argentina) y Silvia Quesada (Univ. De Buenos Aires, Argentina).
Agradecemos a todos los autores de este primer número, a sus 19 autores internos, compañeros de entusiasmos y trabajo. También a sus 36 autores externos, cada uno, representando a distintas instituciones académicas, nos acompañan en la inquietud investigativa que este emprendimiento quiere transferir.
En particular, agradecemos a Agostina Ilari Bonfico, que dirige el Comité Editorial, sin su empeñoso trabajo no sería posible esta empresa, pues su función implica no solamente la realización de una buena compilación, sino la puesta en marcha de dispositivos de evaluación a doble ciego, la convocatoria de los evaluadores implicados, la coordinación de las actividades y un sinfín de etcéteras que solo conocemos los que estamos cerca de ella o los que participan en otros emprendimientos similares.
A modo de buen augurio inicial, un saludo kennediano:
"Trinus et unus. Vita, spiritu et societas".
Amelia Haydée Imbriano, 5 de Septiembre de 2010
Directora del Instituto de investigaciones en Psicoanálisis aplicadas a las Ciencias Sociales.
Decana del Departamento de Psicoanálisis
Directora de la Maestría en Psicoanálisis